El cáncer de ovario es una enfermedad que se produce cuando las células del ovario comienzan a crecer de manera descontrolada y forman un tumor. Aunque no se conocen las causas exactas del cáncer de ovario, existen algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de desarrollar esta enfermedad, como la edad avanzada, antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama, haber tenido problemas de fertilidad o haberse sometido a tratamientos de fertilidad, entre otros.
Es importante conocer los síntomas del cáncer de ovario para poder detectarlo a tiempo. Algunos de los síntomas más comunes incluyen dolor pélvico o abdominal, hinchazón, cambios en el ciclo menstrual y problemas digestivos. Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante acudir al médico para recibir un diagnóstico adecuado.
El tratamiento del cáncer de ovario depende del estadio en el que se encuentre la enfermedad y puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia.
Existen varios equipos y pruebas que se utilizan para detectar el cáncer de ovario, como los siguientes:
- Examen pélvico: el médico realiza una exploración manual de los ovarios para detectar cualquier masa anormal o inflamación.
- Ecografía: una ecografía transvaginal puede ayudar a detectar quistes, tumores u otras anomalías en los ovarios.
- Análisis de sangre: los niveles de ciertas proteínas en la sangre, como el antígeno carcinoembrionario (CEA) y el antígeno CA-125, pueden ser elevados en mujeres con cáncer de ovario.
- Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM): estas pruebas de diagnóstico por imágenes pueden ayudar a identificar tumores en los ovarios y evaluar la propagación del cáncer.
El tratamiento del cáncer de ovario dependerá de varios factores, como el estadio y la extensión del cáncer, la edad y la salud general de la paciente. Los tratamientos más comunes incluyen los siguientes:
- Cirugía: la cirugía se utiliza para extirpar el tumor y cualquier tejido ovárico o abdominal afectado. En algunos casos, también se extirpa el útero y las trompas de Falopio. La cirugía puede ser seguida por quimioterapia para eliminar cualquier célula cancerosa restante.
- Quimioterapia: la quimioterapia se utiliza para destruir las células cancerosas que puedan haber quedado después de la cirugía. Puede administrarse por vía oral o intravenosa.
- Radioterapia: la radioterapia se utiliza para destruir las células cancerosas con radiación de alta energía. Puede administrarse antes o después de la cirugía.
- Terapia dirigida: la terapia dirigida utiliza medicamentos específicos para atacar células cancerosas específicas. Puede administrarse junto con la quimioterapia o como tratamiento independiente.
Es importante tener en cuenta que cada paciente y cada cáncer son únicos, por lo que el tratamiento puede variar en cada caso. Es importante que la paciente se comunique con su equipo médico para determinar el mejor plan de tratamiento para ella.
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